Cómo dejar de procrastinar
En muchas ocasiones dejas que te caigan encima las fechas de entregas y es ahí cuando empiezas a padecer de estrés pues sabes que debes empezar cuanto antes a realizar tus proyectos o actividades a entregar, pero simplemente no sabes dejar de procrastinar. En vez de iniciar, decides contestar tus correos una vez más, revisar tan solo por unos minutos tus redes sociales, llamas a tus amigos, ahora si ordenas tu cuarto, haces lo que sea que encuentres para seguir retrasando esos deberes pendientes.
Es claro que no es un método muy productivo, en especial cuando la solución es más fácil de lo que parece, simplemente debes llenarte de motivación y conquistar esa temida tarea que llevas semanas postergando.
¿Qué es lo que puedes hacer para inspirarte y comenzar a progresar en esos proyectos que parecen totalmente abrumadores?
Psicológicamente existen muchas explicaciones del por qué te conviertes en tu peor enemigo a la hora de avanzar en tus proyectos o actividades, una de las tantas explicaciones se reduce al autosabotaje de la productividad, cuando haces lo contrario de lo que deberías estar haciendo, estás buscando subconscientemente un elemento externo al que puedas culpar de tu retraso y bajo progreso de tus tareas. Otra de las explicaciones está basada en un estudio de la Universidad de Yale, en donde descubrieron que tu cerebro simula que estás siendo productivo con estas pequeñas tareas que haces (revisar tu correo, organizar tu cuarto), pero realmente no estás avanzando en aquellas que realmente pueden tomarte más tiempo y que son más complejas, pero así sientes que sigues siendo productivo.
Acabas de descubrir cómo tu propio cerebro puede lograr engañarte, ¿verdad?
¿Cómo dejo de procrastinar y realmente ponerme en marcha con mis deberes?
En esta oportunidad queremos darte cuatro consejos que te ayudarán a evitar procrastinar y lograr obtener la voluntad de hacerlo.
Plantea pequeñas metas: cuando divides una tarea grande en metas más pequeñas encontrarás un gran truco para aumentar tu productividad, pues creas una ruta de acción más clara que puedes seguir hasta la meta final, funciona cuando no tienes ni idea de cómo empezar.
Fija fechas de entrega promedio: cuando te dicen que un proyecto debe entregarse en un mes, automáticamente consideras que tienes mucho tiempo para poder desarrollarlo y entonces es cuando empiezas a postergar su realización, pero si te dicen debes entregarlo en 30 días, tu cerebro empezará una cuenta regresiva que enfundará en ti la intensión de empezar de una vez con tu proyecto, pues los días van pasando cada vez más rápido y esos 30 días pronto se convertirán en 0 días.
No es una maratón: en vez de sentarte y amarrarte a la silla hasta que termines tu proyecto, es recomendable mejor trabajar por sesiones, recuerda que, si te planteas pequeñas metas en tu proyecto lograrás avances más rápido, aplica intervalos de tiempo a tus acciones fijadas y verás cómo serás más productivo.
El estrés te sabotea: en muchas ocasiones es mejor dar un paso hacia atrás y dar un respiro, pues cuando manejas altos niveles de estrés sin lugar a duda afectará tu productividad. Así que, si te sientes abrumado, no dudes en darte un respiro y permitirte regresar con un enfoque más claro, cabeza fría y menos pánico.
Te invitamos a aprovechar y poner en práctica estos cuatro métodos y así iniciar esos proyectos que has estado postergando, anímate a sacar de tus pendientes estas tareas que constantemente te generan dolor de cabeza y terror inminente o al menos hasta que la siguiente aparezca en tu lista.
Fuentes:
https://hbr.org/2011/05/the-power-of-small-wins
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