Los retos de la comunicación en tiempos de pandemia
Habría muchas cosas por analizar de la situación actual por la que atraviesa la sociedad contemporánea en el planeta, las personas, la salud, la economía, las relaciones interpersonales, los cambios drásticos en las costumbres y en la forma de comunicarnos. Han sido muchas cosas que han cambiado de una forma radical y, también, muchos los renglones que se deben recuperar poniendo a prueba las estructuras mismas de los gobiernos y la forma cómo están enfrentando esta crisis mundial.
La comunicación se trastocó de forma total con esta pandemia. Si miramos al interior de la familia y la convivencia diaria, la vida en el hogar, las relaciones con los amigos, con las personas de nuestro entorno, no ha sido nada fácil asumir la actual situación, acostumbrados a la interacción cercana nos vimos, de un momento a otro, sujetos a compartirnos de otra forma. La actividad social quedó reducida a los encuentros por Zoom, Teams, Collaborate y otras plataformas que nos permiten reunirnos con varias personas a las que muchas veces no vemos sino con dos letras que nos indica que un ser humano se encuentra al otro lado de la pantalla. La cotidianidad de nuestros hogares se vio interrumpida por los compañeros de clase, la voz del profesor en la sala o en el cuarto, y organizamos nuestro espacio para iniciar la sesión y dejar entrar la universidad a la casa.
De otra parte, los salones de clase se llenaron de un profundo silencio, no hay abrazos, ni gritos, ni caras de asombro frente a las explicaciones del docente, risas que se quedaron aplazadas para futuros encuentros que estamos esperando con ansiedad. La forma de compartir el conocimiento, asistir a una clase, relacionarnos con los compañeros, todo nos cambió. Los docentes tuvieron que hacer gala de sus mejores estrategias, una gran creatividad para hacer entender muchos conceptos prácticos, propios de nuestras disciplinas del Arte, en forma mediada por las tecnologías. Procesos presenciales de toda la vida tuvieron que reemplazarse por formularios, web, virtualidad, redes sociales que se venían apoderando de las comunicaciones del mundo pero que ahora se volvieron obligadas para podernos “hablar” con otras personas.
Este tiempo ha sido la prueba fehaciente de nuestra posibilidad de cambio, de la necesidad de movernos en otros espacios, reinventarnos y buscar alternativas para llegar a nuestros estudiantes con creatividad, con ingenio y nuevas fórmulas. Vamos a superar esta crisis, la pandemia pasará en un tiempo impredecible, volveremos a ocupar los salones de clase que se llenarán con el ruido ensordecedor de los encuentros y los saludos, la vida tal vez retome el curso que teníamos hasta hace poco, ojalá salgamos de esto con un aprendizaje profundo sobre la vida, la naturaleza, la familia, el valor de los abrazos.
Una situación que nos confrontó en todos los aspectos, pero que debe dejarnos grandes enseñanzas, no podemos volver a una supuesta normalidad de la misma forma, es necesario valorar a las personas que tenemos junto a nosotros, las cosas sencillas que estábamos dejando de lado, cuidar el planeta que está gritando por un nuevo aire, por salvar el agua, los árboles, nuestros “hermanos mayores”, fuente de vida, pero de manera especial, la forma como nos relacionamos con las personas que nos rodean, el valor que le damos a un abrazo y a un beso, a la cercanía con ese ser que nos acompaña a diario, o con el que vemos en la calle, es necesario comprender que la comunicación en este tiempo de pandemia, debe estar marcada por el respeto y la fraternidad, la consideración y la maravillosa posibilidad de volvernos a encontrar.
Porque todo esto va a pasar en algún momento y volveremos a encontrarnos, ojalá con grandes enseñanzas para ser mejores seres humanos en un planeta más limpio y con posibilidades de un futuro no tan incierto.